
La decisión estratégica para una emisora municipal no es elegir entre FM y online, sino auditar y optimizar los costes operativos de la infraestructura FM existente para detener la sangría económica.
- Un transmisor de válvulas antiguo puede tener una eficiencia energética inferior al 45%, convirtiendo más de la mitad de la factura eléctrica directamente en calor.
- En las zonas rurales de España, la audiencia clave (mayores de 65 años) sigue dependiendo masivamente de la radio FM, con una penetración y uso de datos móviles muy limitados.
Recomendación: Antes de tomar cualquier decisión sobre el futuro de su emisora, realice una auditoría técnica y financiera completa del Coste Total de Propiedad (TCO) de su equipo actual.
En la sala de plenos de cualquier pequeño ayuntamiento, la discusión sobre el presupuesto anual a menudo se detiene en una línea de gasto particularmente frustrante: la factura eléctrica de la emisora de radio municipal. El debate es casi un ritual. Surgen voces que proponen una solución aparentemente moderna y definitiva: «apaguémosla y pasemos todo a internet». Se habla del futuro, del streaming, de las apps, e incluso algún concejal menciona el DAB+ como la panacea que funciona en otros países europeos. Es una conversación lógica, pero que parte de una premisa fundamentalmente errónea y peligrosa para el servicio público.
La cuestión no es si la tecnología FM es obsoleta. Para una parte crucial de su audiencia, sigue siendo el único medio fiable y gratuito. El verdadero problema, el que drena las arcas municipales, no es la tecnología en sí, sino la gestión ineficiente y la obsolescencia técnica de la infraestructura que la soporta. Un transmisor de los años 90 no es solo una pieza de museo; es una máquina de quemar dinero público con una eficiencia energética ínfima. La falta de mantenimiento preventivo no solo degrada la calidad de la señal, sino que conduce a averías costosas que siempre llegan en el peor momento.
Pero, ¿y si la verdadera clave para la viabilidad de la radio local no fuera una huida hacia un online incierto, sino una optimización radical de lo que ya se tiene? Este análisis, desde una perspectiva de ingeniería de costes, no busca defender la FM por nostalgia. Su objetivo es proporcionar a los responsables municipales una hoja de ruta clara para evaluar los costes ocultos de su sistema actual, compararlos de forma realista con las alternativas y tomar decisiones basadas en datos, no en tendencias. A lo largo de este artículo, desglosaremos los factores técnicos y financieros que determinan el coste real de su emisora, demostrando que una FM bien gestionada puede ser más sostenible y tener mayor impacto que un salto precipitado al vacío digital.
Para facilitar una visión completa de los factores en juego, este artículo se estructura en un análisis detallado que abarca desde los costes directos de la infraestructura hasta el contexto estratégico del panorama radiofónico en España. A continuación, encontrará el sumario de los puntos clave que abordaremos.
Sumario: Análisis de viabilidad técnica y financiera para emisoras municipales FM
- Por qué tu transmisor FM antiguo está inflando la factura de la luz del ayuntamiento
- Cómo limpiar los filtros de la cavidad resonante para evitar averías en verano
- Cobertura FM vs Penetración 4G en zonas rurales: dónde está realmente tu audiencia
- El peligro de aumentar la potencia de emisión sin permiso de Telecomunicaciones
- Cuándo sustituir las válvulas del transmisor antes de que dejen de fabricarse
- Noruega vs España: qué pasa cuando apagas la FM por decreto
- Cómo reducir los costes operativos de una emisora tradicional sin sacrificar la calidad técnica
- El retraso del DAB+ en España: por qué la radio digital terrestre no despega como en Europa
Por qué tu transmisor FM antiguo está inflando la factura de la luz del ayuntamiento
El principal coste operativo de una emisora FM no es el personal ni la licencia, sino la energía que consume su transmisor. Para un ayuntamiento, entender la eficiencia energética del transmisor es la clave para controlar el gasto. Un equipo antiguo, basado en tecnología de válvulas de los años 90, puede tener una eficiencia energética que apenas alcanza el 35-45%. Esto significa que por cada 1000 vatios de electricidad consumidos, más de 550 se disipan como calor, un desperdicio directo que se refleja en la factura. Con el contexto actual de precios, donde según datos recientes del mercado eléctrico el coste puede rondar un precio medio de 61,90 euros/MWh, este derroche se convierte en una sangría económica insostenible.
En contraste, la tecnología de estado sólido, y en particular los transmisores basados en LDMOS (Laterally Diffused Metal Oxide Semiconductor) de última generación, ofrecen eficiencias que superan el 75% y pueden llegar hasta el 86%. Este salto tecnológico implica que el equipo consume drásticamente menos energía para generar la misma potencia de salida y, además, disipa mucho menos calor. La reducción del calor no es un detalle menor: elimina o reduce la necesidad de sistemas de climatización adicionales en la sala de transmisión, otro coste eléctrico oculto que a menudo se pasa por alto en los presupuestos.
La diferencia en el Coste Total de Propiedad (TCO) es abrumadora. Mientras que un transmisor de válvulas requiere costosos reemplazos de componentes cada 2-3 años y un mantenimiento anual elevado, un equipo LDMOS moderno tiene una vida útil de más de 10 años con un mantenimiento mínimo. La inversión inicial en un nuevo transmisor puede parecer alta, pero el retorno de la inversión, solo en ahorro energético y de mantenimiento, suele materializarse en pocos años. Para un concejal de hacienda, el análisis es claro: mantener un equipo obsoleto es una decisión financieramente irresponsable.
Para visualizar el impacto financiero de la tecnología del transmisor, la siguiente tabla compara directamente los costes y características de un equipo de válvulas tradicional frente a uno LDMOS moderno, basándose en un análisis de Cocatel sobre ahorro energético.
| Característica | Transmisor Válvulas (años 90) | Transmisor LDMOS actual |
|---|---|---|
| Eficiencia energética | 35-45% | 75-86% |
| Calor disipado | Alto (requiere climatización extra) | Mínimo |
| Vida útil componentes | 2-3 años (válvulas) | 10+ años |
| Mantenimiento anual | 3.000-5.000€ | 500-1.000€ |
Ignorar la eficiencia del transmisor equivale a aprobar un presupuesto con una fuga de dinero constante y predecible. La modernización no es un capricho tecnológico, es una necesidad de gestión fiscal.
Cómo limpiar los filtros de la cavidad resonante para evitar averías en verano
Más allá del consumo eléctrico, el segundo mayor riesgo financiero para una emisora municipal es una avería inesperada. Durante los meses de verano, el aumento de las temperaturas y la acumulación de polvo, especialmente el polvo del Sáhara tan común en España, pueden llevar al límite los componentes de la cadena de transmisión. Uno de los puntos más críticos y a menudo olvidados son los filtros de cavidad resonante. Su función es asegurar que la emisora emite únicamente en la frecuencia asignada, evitando interferencias. Si estos filtros se obstruyen o se desajustan por el calor, la eficiencia del sistema cae en picado, pudiendo causar un sobrecalentamiento y el fallo catastrófico del transmisor.
El mantenimiento preventivo no es un gasto, es una inversión en continuidad del servicio y en la prevención de reparaciones que pueden costar miles de euros. Un protocolo de limpieza y revisión de los filtros es sencillo de implementar y puede ser realizado, en sus fases básicas, por personal técnico municipal con una formación mínima. La clave está en la periodicidad y en la documentación. Medir la ROE (Relación de Onda Estacionaria) de forma semestral permite detectar una degradación progresiva antes de que se convierta en un problema grave. Una ROE alta indica que parte de la potencia no está siendo radiada por la antena, sino que «rebota» hacia el transmisor, calentándolo y forzando sus componentes.

Una inspección visual regular permite identificar signos de corrosión por humedad o acumulación de polvo que deben ser atajados de inmediato. La limpieza con aire comprimido seco y paños adecuados es una tarea de bajo coste con un impacto enorme en la fiabilidad del sistema. Para un ayuntamiento, establecer un plan de mantenimiento documentado es la mejor póliza de seguros contra el silencio radiofónico en pleno mes de agosto.
Plan de acción para el mantenimiento preventivo de su transmisor
- Inspección visual mensual: Revisar sistemáticamente los filtros y conectores en busca de signos de oxidación, acumulación de polvo sahariano y posible condensación de humedad.
- Limpieza trimestral: Utilizar aire comprimido seco (sin aceite) y paños antiestáticos para eliminar cuidadosamente el polvo de las cavidades y los aislantes. Nunca usar productos líquidos.
- Medición semestral de ROE: Documentar las lecturas de la Relación de Onda Estacionaria en un registro. Una tendencia al alza es una alerta temprana de problemas en la antena o la línea de transmisión.
- Revisión anual profesional: Contratar a un técnico especializado para una revisión completa que incluya el ajuste fino de las cavidades y la calibración de los equipos de medida.
- Crear un registro fotográfico: Documentar con fotografías el estado de los componentes (conectores, aislantes) en cada revisión para poder comparar y detectar cambios sutiles a lo largo del tiempo.
En definitiva, la limpieza y el ajuste de los filtros no es una tarea menor; es una acción estratégica que protege un activo municipal y garantiza la continuidad de un servicio público esencial.
Cobertura FM vs Penetración 4G en zonas rurales: dónde está realmente tu audiencia
El argumento más recurrente para apagar la FM es que «todo el mundo tiene internet en el móvil». Desde una perspectiva de gestión pública, esta afirmación es una generalización peligrosa que ignora la realidad demográfica y geográfica de gran parte de España. Antes de tomar una decisión irreversible, es imperativo que un ayuntamiento responda a una pregunta fundamental: ¿dónde y cómo escucha la radio mi audiencia real, no la que imagino? En los pequeños municipios y zonas rurales, la respuesta puede ser sorprendente.
El primer factor a considerar es la demografía. En España, según datos del INE, el 20,1% de la población española tiene más de 65 años, un porcentaje que se dispara en los núcleos rurales. Este segmento de la población no solo es un oyente fiel de la radio tradicional, sino que también presenta una brecha de cobertura digital significativa. Muchos no disponen de smartphones, y entre quienes los tienen, una gran mayoría no posee tarifas de datos ilimitadas o no se siente cómoda utilizando aplicaciones de streaming. Para ellos, la radio FM del coche o de la cocina no es una opción, es la única opción.
El segundo factor es la geografía. Si bien las operadoras anuncian una amplia cobertura 4G, la realidad en zonas montañosas o despobladas es muy diferente. Existen «sombras» de cobertura donde la señal móvil es débil o inexistente, haciendo inviable el streaming de audio. En cambio, una sola antena de FM, ubicada estratégicamente, puede ofrecer una cobertura robusta y gratuita a todo un valle o comarca. La FM es una tecnología resiliente: no depende de la saturación de las redes móviles, no consume la tarifa de datos del ciudadano y funciona incluso en situaciones de emergencia cuando las redes de comunicación celular pueden caer.
Apagar la emisora de FM para sustituirla por una app es, en muchos casos, una forma de exclusión. Significa privar de un servicio público de proximidad (información local, bandos, eventos culturales) precisamente al sector de la población más vulnerable y con menos alternativas. La viabilidad de una emisora no se mide solo en euros, sino en su capacidad de cumplir una función social. Y en la España rural, la FM sigue siendo, con diferencia, la tecnología más inclusiva y con mayor penetración real.
La decisión, por tanto, no debe ser FM *o* online, sino cómo hacer que la FM siga siendo el pilar del servicio mientras se explora el canal online como un complemento, no como un sustituto excluyente.
El peligro de aumentar la potencia de emisión sin permiso de Telecomunicaciones
Cuando una emisora municipal se enfrenta a quejas por mala cobertura, una tentación común, especialmente si se carece de asesoramiento técnico, es intentar solucionar el problema de la forma aparentemente más directa: aumentando la potencia del transmisor. Esta acción, realizada sin la debida autorización, no solo es ineficaz en la mayoría de los casos, sino que constituye una infracción grave de la normativa de telecomunicaciones que puede acarrear sanciones económicas muy severas para el ayuntamiento.
La gestión del espectro radioeléctrico en España es una competencia exclusiva del Estado, regulada por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. Como bien indica este organismo, la operación de una emisora requiere un título habilitante. En su información oficial, la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones aclara que
«Las Corporaciones Locales que dispongan del título habilitante pueden gestionar emisoras FM municipales»
. Este título no es un cheque en blanco; especifica con precisión parámetros técnicos inalterables, entre los que destacan la frecuencia de emisión y la Potencia Radiada Aparente (P.R.A.) máxima permitida.
Aumentar la potencia unilateralmente provoca interferencias en otras emisoras legales, tanto cercanas como lejanas, y puede afectar a servicios críticos de comunicación. Las inspecciones técnicas de la Jefatura Provincial de Inspección de Telecomunicaciones son rigurosas, y la detección de una emisión no autorizada o fuera de parámetros es relativamente sencilla. Las sanciones por infracciones graves pueden ascender a cifras muy elevadas, convirtiendo una «solución» barata en un problema financiero de primer orden para el consistorio.

La verdadera solución a los problemas de cobertura rara vez pasa por más potencia. A menudo, la causa raíz es una antena mal diseñada, mal orientada, o una línea de transmisión (el cable que une transmisor y antena) de baja calidad o en mal estado. Una auditoría técnica profesional puede identificar el verdadero cuello de botella y proponer soluciones legales y mucho más eficientes, como la optimización del sistema radiante o la instalación de pequeños repetidores autorizados (gap fillers) para cubrir zonas de sombra específicas.
Actuar al margen de la ley en materia de telecomunicaciones es una apuesta de alto riesgo que ningún gestor público debería permitirse. La colaboración con ingenieros cualificados y el diálogo con la administración competente son siempre el camino más seguro y efectivo.
Cuándo sustituir las válvulas del transmisor antes de que dejen de fabricarse
Para las emisoras que todavía operan con transmisores de tecnología antigua, existe un riesgo que va más allá de la eficiencia energética: la obsolescencia técnica y la desaparición de componentes críticos. El corazón de estos equipos son las válvulas de potencia, dispositivos que, a diferencia de los transistores de estado sólido, tienen una vida útil limitada y están dejando de fabricarse a nivel mundial.
La dependencia de las válvulas crea una doble vulnerabilidad. Primero, su vida útil es finita, típicamente entre dos y tres años de operación continua, lo que obliga a un reemplazo periódico que implica un coste recurrente significativo. Segundo, y más preocupante, es la cadena de suministro. La fabricación de válvulas de potencia para radiodifusión es un mercado nicho en declive. Cada año, menos fabricantes las producen, los precios de las unidades restantes se disparan y los plazos de entrega se vuelven impredecibles. Un técnico de radioaficionados comentaba en un foro sobre un transmisor casero:
«Tengo un transmisor de AM onda media que transmite en 1600khz en una radio experimental que construí yo con una válvula 6L6. Funciona bien pero no tiene mucho alcance.»
. Aunque es un ejemplo de baja potencia, ilustra una cultura técnica que se está perdiendo y cuyos componentes son cada vez más difíciles de encontrar.
En el ámbito profesional, la situación es más crítica. En discusiones técnicas en foros especializados, se habla de modelos específicos como la válvula 829B, destacando que «la ventaja de ser valvular son la simplicidad y los costos». Sin embargo, esta afirmación, válida hace décadas, es hoy una trampa. La simplicidad se ha convertido en dependencia de un componente escaso. Esperar a que una válvula falle para buscar un reemplazo es una estrategia abocada al desastre. El día en que el proveedor anuncie que ya no hay stock de un modelo específico, el transmisor se convierte, de facto, en una pieza de chatarra de varias toneladas.
El momento de planificar la sustitución del transmisor no es cuando la última válvula de repuesto se instala, sino mucho antes. Desde una perspectiva de gestión de riesgos, un ayuntamiento debería considerar la migración a tecnología LDMOS en cuanto el coste y la dificultad para adquirir válvulas de repuesto comiencen a aumentar. Ignorar el avance de la obsolescencia técnica es arriesgarse a un apagón forzoso y a tener que realizar una inversión de emergencia, siempre más costosa y peor planificada que una transición ordenada.
En resumen, aferrarse a la tecnología de válvulas no es una muestra de prudencia fiscal, sino una apuesta contra el tiempo que, inevitablemente, se acabará perdiendo.
Noruega vs España: qué pasa cuando apagas la FM por decreto
En los debates sobre el futuro de la radio, a menudo se cita el caso de Noruega, país que decretó el apagón de la FM en 2017 para migrar completamente a la radio digital DAB (Digital Audio Broadcasting). Este ejemplo se usa con frecuencia para argumentar que España debería seguir el mismo camino. Sin embargo, esta comparación es profundamente engañosa y no tiene en cuenta las abismales diferencias en el contexto tecnológico, social y de mercado entre ambos países.
El «éxito» del apagón noruego se basó en una condición previa que no existe en España: una altísima penetración del DAB. Años antes del apagón, el gobierno y la industria noruega invirtieron masivamente en la nueva red y en la promoción de receptores. En España, la situación es la antítesis. El DAB+ (una versión mejorada del DAB) tiene una presencia testimonial. Según datos recientes de la AIMC, solo un 2,6% de oyentes utilizan esta tecnología. Imponer un apagón de la FM en estas condiciones sería, en la práctica, un apagón de la radio para la gran mayoría de la población.
El reconocido analista tecnológico Enrique Dans lo resume de forma contundente al analizar el panorama español:
«España no parece encaminada a una adopción masiva de DAB/DAB+ en el corto plazo, y posiblemente veamos cómo el verdadero salto se produce directamente hacia el consumo de audio a través de internet»
– Enrique Dans, El lento despliegue de la radio digital en España. Esta es la hipótesis más plausible: España podría saltarse la fase del DAB+, pasando de una FM dominante a un modelo híbrido de FM e internet.
Incluso los tímidos avances del DAB+ en España confirman su carácter minoritario y centralizado, como demuestra el siguiente caso.
Estudio de caso: El despliegue de DAB+ por parte de RTVE en 2024
A lo largo de 2024, Radiotelevisión Española (RTVE) ha iniciado emisiones en DAB+ desde trece centros emisores estratégicos, cubriendo grandes capitales como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao. Este movimiento permite escuchar las principales emisoras de RNE en formato digital en estas áreas. Sin embargo, este despliegue, aunque técnicamente significativo, está liderado por el operador público nacional y se limita a grandes núcleos urbanos. No representa un impulso para las miles de emisoras comerciales o municipales que forman el tejido radiofónico local y rural del país, que carecen de los recursos y del marco regulatorio para una transición similar.
Para un ayuntamiento, basar su estrategia en un hipotético apagón de la FM al estilo noruego es planificar para un futuro que, en España, simplemente no va a ocurrir en el corto ni en el medio plazo.
Cómo reducir los costes operativos de una emisora tradicional sin sacrificar la calidad técnica
Frente a la opción drástica de apagar la emisora o la inviable de esperar al DAB+, existe una tercera vía, pragmática y financieramente sensata: la optimización estratégica de los costes operativos. Reducir el gasto de una emisora FM no implica necesariamente degradar el servicio; al contrario, a menudo conlleva una mejora de la calidad técnica y la fiabilidad. La clave está en aplicar una mentalidad de ingeniería de costes a cada eslabón de la cadena.
La primera y más impactante medida es la ya mencionada modernización del transmisor. Sin embargo, existen otras estrategias complementarias de gran eficacia. Una de ellas es la monitorización y gestión remota. Instalar sistemas que permitan controlar y supervisar el estado del transmisor a distancia reduce drásticamente los costes de desplazamiento de personal técnico, permitiendo detectar anomalías (como un aumento de la temperatura o de la ROE) en tiempo real, antes de que provoquen una avería grave. Otra estrategia es la optimización de los sistemas de refrigeración, ajustando el funcionamiento de los ventiladores y aires acondicionados a la temperatura real de la sala, en lugar de mantenerlos funcionando al máximo de forma constante.
A nivel de gestión, los ayuntamientos pueden explorar vías de colaboración. La creación de consorcios de mantenimiento entre varios municipios cercanos permite compartir los costes de contratación de un técnico especializado, garantizando un servicio profesional a una fracción del coste individual. Del mismo modo, una negociación inteligente de las tarifas eléctricas, aprovechando la discriminación horaria para realizar tareas de mantenimiento de alto consumo en las horas valle, puede generar ahorros significativos a lo largo del año.
Es crucial entender que el coste de la FM tradicional no es un bloque monolítico. Como muestra la siguiente comparativa, aunque la inversión inicial y los costes fijos de la FM son superiores a los del streaming, su alcance y modelo de licencia son fundamentalmente distintos. La optimización se centra en reducir esa columna de «coste mensual base» de la FM.
| Concepto | Emisión FM tradicional | Streaming online |
|---|---|---|
| Coste mensual base | 500-2000€ (electricidad + mantenimiento) | 50-200€ (hosting + ancho de banda) |
| Alcance | Radio 20-50 km | Mundial (con internet) |
| Licencias necesarias | Concesión administrativa FM | Solo derechos de autor |
| Inversión inicial | 20.000-50.000€ | 2.000-5.000€ |
En conclusión, la viabilidad económica de la radio municipal no reside en abandonarla, sino en gestionarla con los criterios de eficiencia y optimización del siglo XXI.
A recordar
- La eficiencia energética es el principal factor de coste oculto; un transmisor moderno puede reducir la factura eléctrica en más de un 50%.
- La audiencia en zonas rurales, especialmente los mayores de 65 años, sigue dependiendo de la FM, haciendo de esta un servicio público esencial e inclusivo.
- El modelo de «apagón FM» de Noruega no es aplicable a España debido a la ínfima penetración del DAB+ en el país.
El retraso del DAB+ en España: por qué la radio digital terrestre no despega como en Europa
La situación de la radio en España es una anomalía en el contexto europeo. Mientras que países como Reino Unido, Alemania o Suiza han avanzado significativamente en la adopción de la radio digital terrestre DAB+, España permanece anclada en un ecosistema donde la Frecuencia Modulada (FM) sigue siendo la tecnología absolutamente dominante. Entender por qué el DAB+ no ha despegado es fundamental para que los gestores municipales no apuesten por un caballo que, en el hipódromo español, ni siquiera ha salido de los cajones.
El principal motivo del fracaso del DAB+ es un círculo vicioso de falta de oferta y falta de demanda. Por un lado, las grandes cadenas de radio comerciales nunca han apostado decididamente por esta tecnología, temerosas de los altos costes de duplicar sus redes de emisión (mantener la FM y construir una nueva red DAB+) para una audiencia inexistente. Por otro lado, sin una oferta de contenidos atractiva y una cobertura nacional robusta, los fabricantes no han tenido incentivos para incluir receptores DAB+ de serie en los vehículos vendidos en España, y los consumidores no han tenido ninguna razón para comprarlos. El resultado es demoledor: los datos de audiencia muestran que la distribución de oyentes es de un 84,6% por FM, frente a un 25,1% que ya escucha por internet y un testimonial 2,6% por DAB+.
Este panorama contrasta con el de la TDT (Televisión Digital Terrestre), cuyo apagón analógico fue un éxito porque fue impulsado por un mandato gubernamental claro, un calendario definido y subsidios para la adaptación. Nada de esto ha ocurrido con la radio. El futuro de la radio en España, por tanto, no parece pasar por una transición ordenada de la FM al DAB+, sino por una convivencia a largo plazo entre una FM resiliente y dominante en el ámbito local y de la movilidad, y un consumo de audio por internet cada vez más fragmentado y personalizado (podcasts, streaming, etc.). Para una emisora municipal, esto significa que su licencia de FM es un activo estratégico de gran valor que no tiene, a día de hoy, un sustituto tecnológico viable con el mismo alcance y penetración en su comunidad.
La decisión correcta no es una elección apresurada entre tecnologías, sino el resultado de un análisis riguroso. Empiece hoy mismo por solicitar una auditoría completa del coste total de propiedad de su infraestructura de radiodifusión.
Preguntas frecuentes sobre la gestión de emisoras municipales
¿Dónde escucha principalmente la radio municipal la audiencia local?
Según encuestas sobre hábitos de escucha, la distribución principal es: en el coche (45%), en casa con un receptor de radio tradicional (35%), en el trabajo (15%) y, de forma muy minoritaria, en el teléfono móvil (5%). Esto subraya la importancia del vehículo y el hogar como puntos clave de escucha analógica.
¿La audiencia mayor tiene acceso a datos ilimitados para escuchar radio por internet?
No, es una suposición errónea. Alrededor del 60% de las personas mayores de 65 años en zonas rurales no tienen contratada una tarifa de datos en su móvil o disponen de una muy limitada, lo que hace inviable el consumo regular de audio por streaming.
¿Saben los mayores usar aplicaciones de radio en el móvil?
La brecha digital es significativa en este aspecto. Solo un 25% de los mayores de 70 años afirman sentirse cómodos buscando e instalando aplicaciones de radio en un smartphone. La mayoría sigue prefiriendo la inmediatez y simplicidad de un receptor de radio tradicional.